Wednesday, July 27, 2011

La Maternidad es un llamado (Y el valor de tus hijos)


Cuando leí este blog, me confrontó tanto, porque yo he sido esa mamá que da la sonrisa al extraño pero resiente en su corazón la realidad en la que me encuentro. Y por eso deseo que lo que ella dice acerca del valor de los hijos y de tomar nuestra cruz y demonstrar quien es Dios sea una realidad en mi vida. Espero que sea de gran edificación para ustedes.


A continuación la traducción del blog por Rachel Jankovic titulado: Motherhood is a calling (And where your children rank) que pueden encontrar en inglés en el blog de Desiring God.



Hace pocos años atrás, cuando sólo tenía cuatro hijos y la mayor todavía tenía tres, los preparé a todos para caminar. Después de que el último vaso encontró su lugar y estabamos listos para salir, mi hija de dos años me dijo, "¡Wow! ¡Tienes tus manos llenas!"

Ella pudo haber dicho tambien, "¿No sabes lo que causa eso? o ¿¡Son todos tuyos?!”
A donde quiera que vas, la gente quiere hablar de tus hijos. Porque no debiste haberlos tenido, como pudiste haberlos evitado, y porque ellos nunca harían lo que tú has hecho. Ellos quieren que estes segura que no vas a estar soriendo más cuando lleguen a la adolesencia. Todo esto en el supermercado, en línea, mientras tus hijos lo escuchan.

¿El trabajo más bajo?

La verdad es que años atrás, antes de que esta generación de madres hubiera nacido, nuestra sociedad decidió la posición de nuestros hijos en las lista de cosas importantes. Cuando el aborto fue legalizado, lo escribimos en una ley.

Los hijos están por debajo de la universidad. Por debajo de viajar el mundo, ni se diga. Debajo de la habilidad de poder salir de noche según se te antoje. Debajo de perfeccionar tu cuerpo en el gimnasio. Debajo de cualquier trabajo que hallas tenido o esperes tener. De hecho, el valor de los hijos está por debajo de tu deseo de sentarte y limpiarte los dedos del pie, si es lo que se te antoja. Debajo de todo. Los hijos es lo último que deberías de estar haciendo con tu tiempo.

Si creciste en esta cultura, es bien díficl tener una perspectiva bíblica de la maternidad, pensar como una mujer cristiana libre en cuanto a tu vida, tus hijos. ¿Cuánto hemos escuchado verdades parciales y mentiras? ¿Creémos que queremos hijos porque hay un tipo de impulso biológico, o el fantasma "ganas de un bebé"? ¿Realmente queremos esto por la ropita linda y oportunidades para fotos? ¿La maternidad es el trabajo más bajo para aquellos que no pueden hacer más, o aquellos que están satisfechos con trabajo penoso? ¿Si es así, en que estabamos pensando?

No es un pasatiempos

La Maternidad no es un pasatiempos, es un llamado. No coleccionas hijos porque crees que son más lindos que los sellos. No es algo que puedas hacer si te alcanza el tiempo. Es para lo que Dios te ha dado el tiempo.

Las madres cristianas tienen a sus hijos en territorio hostil. Cuando estás en público con ellos, estás parandote con, y defendiendo, los objetos que no son de agrado culturalmente. Estás públicamente testificando que tú valorizas lo que Dios valoriza, y que tú rehúsas valorar lo que el mundo valora. Estás parado con los indefensos y frente al necesitado. Representas todo lo que nuestra cultura odia, porque representas el dar tu vida por otro—y el dar tu vida por otro representa el evangelio.

Nuestra cultura simplemente le tiene miedo a la muerte. Dar tu propia vida, en cualquier manera, es aterrador. Extrañamente, es ese temor que impulsa la industria del aborto: miedo de que tus sueños morirán, de que tu futuro morirá, que tu libertad morirá—y tratamos de escapar esa muerte corriendo a los brazos de la muerte.

Pero un cristiano debería tener un paradigma diferente. Debemos correr a la cruz. A la muerte. Así que deja tus derechos. Deja tu futuro. Deja tus pequeñas molestias. Deja tu deseo a ser reconocida. Deja tu agitación con tus niños. Deja tu casa perfectamente limpia. Deja tus quejas de la vida que estas viviendo. Deja tu vida imaginaria que pudiste haber tenido tú misma. Déjalo ir.

Muerte a ti misma no es el final de la historia. Nosotros, de todas las personas, debemos saber lo que sigue a la muerte. La vida cristiana es vida de resurrección, vida que no puede ser contenida por la muerte, la clase de vida que sólo es posible cuando has ido a la cruz y de regreso.

La Biblia es clara en cuestión del valor de los hijos. Jesús los amó, y se nos manda a que los amemos también, que los traigamos en la crianza del Señor. Debemos de imitar a Dios y deleitarnos en nuestros hijos.

La Pregunta es Cómo

Aquí la pregunta no es si estas representando el evangelio, es cómo lo estás representando. ¿Has dado tu vida a tus hijos con resentimiento? ¿Cuéntaas todo lo que haces por tus hijos como un tiburón de préstamo toma cuenta de deudas? ¿O le dás vida a ellos de la misma manera en que Dios nos la da—gratuitamente?

No es suficiente pretender. Puedes engañar a pocas personas. Aquella persona en la tienda te pudo haber creído cuando plasmaste la sonrisa falsa, pero tus hijos no. Ellos saben exactamente que posición tienen delante de ti. Ellos saben las cosas que tu valoras por encima de ellos. Ellos saben todo lo que tú resientes y tienes contra ellos. Ellos saben que fabricaste una contestasión alegre a aquella señora, sólo para susurrarles amenazas o ladrarles en el carro.

Los hijos saben la diferencia entre una madre que está haciendo frente a un extraño y una madre que defiende su vida y su valor con su sonrisa, su amor, y su lealtad absoluta.

Manos Llenas de Cosas Buenas

Cuando mi pequeña niña me dijo, "¡Tus manos están llenas!" Estaba tan agradecida que ella ya sabía cual sería mi respuesta. Era la misma que siempre doy: "Sí lo están—¡llenas de cosas buenas!”

Vive el evangelio en las cosas que nadie más ve. Sacrifica por tus hijos en los lugares que sólo ellos sabrán. Pon el valor de ellos delante de los tuyos. Críalos en el aire fresco del estilo de vida del evangelio. Tu testimonio del evangelio en los pequeños detalles de tu vida tienen más valor para ellos de lo que te imaginas. Si les dices el evangelio, pero vives para ti mismo, nunca lo creerán. Da tu vida por la de ellos cada día, gozosamente. Deja la mezquindad. Deja la agitación. Deja el resentimiento por los platos que hay que lavar, por la ropa que hay que doblar, porque nadie sabe cuan duro trabajas.

Deja de aferrarte a ti misma y aferrate a la cruz. Hay más gozo y más vida y más risa al otro lado de la muerte de lo que puedes tener sola.

Rachel Jankovic es una esposa, ama de casa, y madre. Es autora de "Loving the Little Years" y escribe blogs en Femina. Su esposo es Luke, y tienen cinco hijos: Evangeline (5), Daphne (4), Chloe (2), Titus (2), and Blaire (5 meses).

Tuesday, July 5, 2011

El favor y la bendición del Señor en la vida de María la madre de Jesús

Es muy común hoy día hablar sobre el favor del Señor y la bendición del Señor y en nuestra mente cada vez que escuchamos las palabras favor y bendición nos imaginamos a Dios como una ATH o como un Santa Clos o algo por el estilo, nuestra imagen del Señor está tan distorcionada y nuestro entendimiento acerca de la sabiduría del Señor y su camino es muy diferente a lo que realmente es. Y cuando las cosas no parecen estar tan bien llegamos a la conclusión de que no tenemos el favor del Señor y que hemos hecho algo mal.

Hoy mientras le leía un libro a Anaiah de María y su niño Jesús meditaba en esto.

En Lucas 1:28 dice: Y entrando el ángel le dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo; bendita eres tú entre las mujeres. ...

Desde pequeña yo he anhelado ver un ángel, tener una visitación, un encuentro, etc. Y aquí está María, posiblemente 17 años de edad y el ángel se le aparece y le dice eso. Ella se asusta y él le dice que no tema y le da las buenas noticias.

Ahora cuales fueron las buenas noticias, y lo que ella recibió por ser muy favorecida y bendita entre las mujeres:
1. Quedó embarazada, iba a tener un bebé! y por esto pudo haber sido apedreada (porque pensaban que ella le había sido infiel a José)
2. Estuvo en boca de todo el mundo, porque a pesar de que José decidió casarse con ella, quedó la estigma de que este bebé fue concebido antes del matrimonio.
3. Tuvo que hacer un largo viaje (en un burrito) cerca del tiempo de dar a luz.
4. Dio a luz en un establo (lleno de animales, sucio, sin una buena cama, atenciones "medicas",etc)
5. Despues de un tiempo tuvo que huir a Egipto con un bebé pequeño.
6. Vio a su hijo ser torturado y colgado en una cruz.
7. Fue madre de otros cinco hijos.
8. Y tal vez otras cosas que ni sabemos.

Esto fue el favor y la bendición del Señor para María, en las palabras de Simeón en el templo: "Y una espada traspasará aún tu propia alma" Lucas 2:35.

Y en fin su recompensa va a ser enorme en el Siglo Venidero, en el Reino de Jesús, de eso no tengo duda. Pero en esta vida esa fue su porción y delante del Señor ella era muy favorecida y bendita entre todas las mujeres.

Yo quiero el favor del Señor, yo quiero ser bedita, no en mis propios términos, sino en los de Dios. Y eso casi siempre implica: La Cruz. De alguna u otra manera.

Padre, ayúdanos hoy a tomar nuestra cruz y ver cuan benditas y favorecidas somos. No porque tengamos todo lo que el mundo dice que tenemos que tener, o porque tengamos lo que nuestra propia mente nos dice que debemos de tener, pero porque tenemos lo que Tú nos has dado. Lo bueno y lo que parece no ser tan bueno (todo obra para bien para los que aman al Señor). Ayúdanos hacer agradecidas y ver las bendiciones que tú nos has dado. Nuestros esposos, nuestros hijos, casa, ropa y alimento necesario. Gracias por tu favor y tu bendición en nuestras vidas. Te amamos y te bendecimos y decimos Tú eres bueno.